dijous, 10 d’octubre del 2013

MIS NUEVE PASOS

   Mirar atrás con la intención de resumir tu sabiduría y experiencia vital para comunicarlas es un ejercicio de vanidad y futilidad, y además corres el constante peligro de pasarte de listo; lo corres porque la magnitud de tu sabiduría suele ser menor de la que calculas, y el tiempo suele ridiculizar tus grandes y formadas opiniones. Así que contra toda lógica y con la ayuda del gran Tim Minchin he decidido repasar lo que para mi son las mejores maneras de pasar por este complejo, extraño y confuso mundo. De ninguna manera pretendo señalar el sentido de la vida, básicamente porque eso no existe. Creo firmemente, ante todas las evidencias, que buscarle sentido a la vida es como buscar rimas en un libro de cocina, pero resulta que dada mi profesión, he tenido a lo largo de los años a gente de todo tipo escuchando mis opiniones, lo que me ha dado un sentido inflado de importancia que me va a hacer ignorar, de momento, lo inútil de estas, mis nueve lecciones vitales. Puede que encuestres alguna de ellas inspiradoras, o puede que las encuentres aburridas, pero de todas maneras probablemente las habrás olvidado todas en unos días, así que ahí van.

1. No es necesario tener un sueño

   Puedes comprobar que todo el mundo habla de sus sueños. Hay cierto equipaje cultural que debemos soportar en este sentido. Me refiero a todas esas películas y concursos de talentos. Ya sabes de qué hablo.
   Si tienes algo que siempre has soñado hacer en el fondo de tu corazón y todo eso, vale, está bien, ve a por ello. Al fín y al cabo tendrás algo que hacer con tu tiempo, y si tu sueño es lo suficientemente grande te llevará la mayor parte de tu vida alcanzarlo y cuando finalmente lo hagas, observarás el abismo de la falta de sentido de tu logro y entonces estarás a punto de morir, así que no importará de todas maneras.
   Personalmente, nunca tuve uno de esos sueños. Más bien soy partidario de una dedicación apasionada a objetivos a corto plazo. Se microambicioso. Agacha la cabeza y trabaja con orgullo en lo que se te ponga delante; nunca sabrás dónde puedes acabar. Por eso debes tener cuidado con los objetivos a largo plazo, la mayoría de las veces te impiden ver esa cosa brillante y fascinante que tienes enfrente.

2. No busques la felicidad

   Más metáforas. Verás, la felicidad es como un orgasmo; si piensas demasiado en ella, desaparece. Mantente ocupado y trata de hacer a alguien feliz, de esa manera posiblemente disfrutes de los efectos secundarios que ello conlleva. La realidad es que no hemos evolucionado para estar constantemente contentos u ociosos. Al Contentus Australophitecus Afarensis se lo comieron mucho antes de poder trasmitir sus genes.

3. Recuerda, todo es azar.

   Tienes suerte de estar aquí. Lo improbable de tu nacimiento es fácilmente calculable, así que puedes empezar por preguntarte porqué tú, de entre millones de otros espermatozoides, consiguió entrar en el óvulo. Nosotros, los que vivimos, somos los suertudos, especialmente si nos comparas con el número de gente que nunca nació. Tienes suerte de haber nacido en una familia que te facilitó las cosas más básicas, que te dio oportunidades y te ayudó. Y si naciste en una familia horrible y sufriste abusos o la salud no te acompañó, tuviste mala suerte y tienes mis simpatías, pero aún y así eres un suertudo. Tuviste suerte de la casualidad de estar hecho del tipo de ADN que hizo el tipo de cerebro que, puesto en horribles situaciones, toma las decisiones que te ayudaron a salir de todo eso.
   En el plano personal, supongo que trabajé duro para poder llegar a los dudosos méritos a los que he llegado, pero yo no hice la parte de mí que trabaja duro, ni la que se estira en el sofá cuando tiene trabajo que hacer. Comprender que no puedes en realidad aceptar al cien por cien el crédito por tus éxitos ni culpar a otros por tus fracasos te hará más humilde y compasivo. La empatía es intuitiva, pero también es algo que puedes trabajar intelectualmente.

4. Ejercítate

   Lo siento por todos esos pálidos fumadores y libre pensadores que gozan riéndose de los corredores del parque ataviados en ridículos pantalones de ciclista, pero son ellos los que tienen razón, no vosotros. La cosa va más o menos así; corres, así que duermes bien, así que no te agobias por la agonía existencial que te ataca a diario. Haz deporte, haz yoga, levanta pesas o lo que sea, pero cuida tu cuerpo. Lo vas a necesitar. Si vivies en el primer mundo vas a vivir probablemente muchos años, e incluso siendo el más pobre de tu calle vas a llegar a un nivel de riqueza que la mayoría de humanos a través de la historia no podía soñar. Lo gracioso es que esta larga vida probablemente te va a deprimir. Pero no te desesperes! Hay una correlación inversa directa entre la depresión y el ejercicio físico, así que corred, corred bellos fumadores.

5. Se duro con tus opiniones

   Una de las piezas populares más conocidas es aquella que asegura que las opiniones son como los anos, y que todo el mundo tiene una/o. Hay una gran cantidad de sabiduría en esta afirmación, pero cabría añadir que las opiniones y los anos difieren en gran medida entre ellos. No es algo trivial, y realmente la conclusión natural de todo ello es que tanto las opiniones como las cavidades corporales deberían ser profusamente y constantemente examinadas.
   Debemos ser críticos, y no solamente con las ideas de los demás. Se duro con tus creencias. Se riguroso intelectualmente. Identifica tu parcialidad, prejuicios y privilegios. La mayoría de discusiones de la sociedad se mantienen gracias a la falta de matices del conocimiento general.  Tendemos, como conjunto, a generar falsas dicotomías, y solemos entonces intentar discutir sobre todas ellas señalando razones totalmente diferentes, a menudo consiguiendo un gran sin sentido, como dos equipos de fútbol jugando en diferentes campos adyacentes. Y ya que estamos aquí, una cosa más: no comentamos el error de pensar que las ciencias y las artes son contradictorias y no pueden convivir. Esta es una idea reciente, estúpida y dañina. No tienes que ser supersticioso o acientífico para crear arte maravilloso, para escribir cosas bellas. No necesitas odiar la tecnología para ser un gran poeta o preocuparte por el estado del planeta y disfrutar de su belleza. No tienes porqué imaginar que posees un alma para promover la compasión y el amor. La ciencia no es un conocimiento en sí o un sistema de creencias, sino un término que utilizamos para describir nuestra creciente comprensión del funcionamiento de la naturaleza a través de la observación. La herramienta de la ciencia mola, y mola mucho. Las artes y las ciencias son diferentes formas de conocimiento, y deben trabajar juntas para mejorar la manera en la que ese conocimiento es transmitido a los que vienen detrás.

6. Conviértete en un maestro

   Los maestros y maestras son en buena medida las personas más admirables e importantes del mundo. Lo sé porque mi madre es una de ellas, y porque he tenido maestros y maestras de todo tipo, como tú. Si te decides a hacerlo, no tienes porqué hacerlo toda tu vida, pero si tienes dudas sobre qué hacer con tu vida, sé un gran maestro. Y si no te ves como maestro, aún y así se un maestro: comparte tus ideas, no des por sentada tu educación, regocjítate en aquello que aprendes, y espárcelo.

7. Defínete según aquello que amas

   De vez en cuando me sorprendo haciendo algo deleznable. Cuando alguien me pregunta si me gusta tal cosa o tal otra, suelo responder cosas del tipo "no acabo de pillarle la gracia a la mostaza", o "las letras del hip hop me parecen sexistas". Puedes comprobar que todo el mundo lo hace, especialmente on line. La gente suele pensar que pertenecer a una subcultura es odiar a Love Of Lesbian, u odiar el fútbol, o el feminismo. Esta tendencia a definirnos a nosotros mismos a partir de aquello que odiamos es a lo que me refiero. Puede que no esté mal del todo, pero por favor, intenta también expresar tu pasión por aquello que amas. Se demostrativo y generoso en tu descripción de las cosas que admiras. Di gracias con una sonrisa, levántate del asiento aplaudiendo si te ha gustado la obra, se pro-algo, no anti-algo.

8. Respeta a aquellos con menos poder que tú

   He tomado algunas decisiones importantes sobre la gente con la que trabajo basadas en gran medida en cómo esa gente trataba a camareros, por ejemplo. Me importa muy poco si eres el más importante de la reunión, te juzgaré dependiendo de cómo tratas a los que están, momentáneamente o no, por debajo de ti.

9. No te precipites

   No tienes porqué saber qué hacer con el resto de tu vida. No quiero decir que debas estar estirado todo el día fumando y rascándote la panza, pero sobre todo no te agobies. Hay un montón de gente ahí fuera que estaba segurísima de su opción vital a los 20 años que está pasando la crisis de la mediana edad.

   Como te decía al principio, no creo que la vida tenga sentido alguno. No pretendía ser ligero. Creo que la búsqueda de propósito es absurda en una situación como la nuestra, que existe casualmente desde hace 13.800 años por una serie de eventos aleatorios. Y sin embargo no soy un nihilista, ni siquiera un cínico. De hecho, y aunque mi hermana no creerá lo que estoy diciendo, soy algo romántico. Así que aquí tienes mi idea de romance:
   Vas a morir pronto. La vida parece a veces dura y larga, y siempre nos cansa. Algunas veces serás feliz y otras no, y finalmente envejecerás y te morirás. Tan solo existe una cosa sensata que hacer con esta existencia vacía, y eso es llenarla. Y en mi opinión, al menos hasta que la cambie, la mejor manera de hacerlo es aprender todo lo que puedas, hacer algo que te haga sentir orgulloso, ser comprensivo, compartir ideas, correr, ser entusiasta. También está la comida, los viajes, el vino y el sexo, y el arte y escalar montañas, pero todo eso ya lo sabes.

   Es algo increíblemente excitante esta vacía existencia nuestra. Buena suerte.