dimecres, 21 de març del 2012

COINCIDENCIAS



El otro día tuve la ocasión de comentar un mismo tema con dos amigos, y uno de ellos me mostró una publicación del inefable Deepak Chopra para intentar explicarme que no toda coincidencia resulta ser eso mismo, coincidencia. Mi mirada de desaprobación no le gustó nada. A su favor he de decir que no parecía creer al pie de la letra ese panfleto new age en forma de libro, sino que  tomaba como algo "poético" e "inspirador" sus palabras. Vale.
Mucha gente tiene un miedo legítimo a los números, las ecuaciones y la probabilidad. Por desgracia esta ansiedad matemática aparta irremediablemente al común de los mortales de querer aprender matemáticas, así que la ignorancia resultante de ello suele ser, también, muy común.
Las populares frases del tipo "no soy una persona de números", "soy más de letras", o símplemente, "odio las mates" esconden en realidad el hecho de que una gran porción de la sociedad no quiere entender las matemáticas y las esquiva conscientemente. Comprender este déficit personal y ayudar a hacer algo al respecto debería ser tarea de un sistema escolar más amigable que el que tenemos, porque, evidentemente, nadie es realmente "inútil" en matemáticas, nuestras capacidades son básicamente las mismas, aunque algunas han sido mejor entrenadas.
Pero el analfabetismo matemático juega un rol importantísimo en la perpetuación no solo de la ignorancia de los números, sinó también del pensamiento mágico. No entender lo mucho que nuestra vida está gobernada por la aleatoriedad genera no pocas creencias falaces sobre cómo funciona nuestro mundo. Deberíamos explicar claramente que el azar crea coincidencias. Es decir, podríamos especular que alguna fuerza exterior controla los eventos de nuestra vida si no existieran las coincidencias. Sin embargo, la comprensión de la aleatoriedad conlleva la comprensión de que las coincidencias han de aparecer, invariablemente, en cualquier sistema. Nuestro amigo o amiga nos llamará justo tras pensar en él o ella, o el sueño de ayer habrá predicho algún acontecimiento de hoy.


"Soñé que esto pasaba!"

El propósito de este ejemplo es mostrar que muchas ideas pseudocientíficas sobre cómo el universo funciona están basadas en una constante malinterpretación del azar y la probabilidad. Aunque, en sí mismos, los sueños premonitorios no tienen porqué tener nada de malo, es lógico pensar que la creencia en ellos está arraigada en supersticiones como la astrología, la PES y la parapsicología.

Enfrentemos nuestra ansiedad matemática a un problema teórico. Estipulemos que la posibilidad de que un sueño concuerde con algún evento del día siguiente es de 1 entre 10000. Esto significaría que de 10000 sueños, la gran mayoría, 9999, no encajaría con ningún evento posterior. Como veis, estamos siendo muy generosos, pero sigamos. Asumamos también que no tener un sueño premonitorio no afectará en manera alguna a los sueños del día siguiente, así que cada noche es independiente de las demás. Dadas estas estipulaciones, las probabilidades de tener un sueño que no concuerda con eventos posteriores es de 9999/10000. Cundo la gente habla sobre sueños premonitorios, no suele decir que los tiene cada noche. Si ocurriera tal cosa, podríamos considerarlo más que una coincidencia, pero todos aquellos que han experimentado este fenómeno (incluido yo), te dirán probablemente que no es algo que pase cada noche.
Volviendo a los probabilidades de antes, la de tener un sueño que no concuerde con eventos de la vida real durante dos noches seguidas seguirá el principio de probabilidad, lo que significa que ésta se multiplica por sí misma, o lo que es lo mismo, se eleva al cuadrado (9999/10000)x(9999/10000). Asimismo, la posibilidad de que esto ocurra durante tres noches seguidas implica elevar al cubo las cifras. Continuando con el principio, la posibilidad queda así:

(9999/10000) elevado a N, donde N es el número de noches consecutivas sin sueños premonitorios.

Como decíamos antes, dificilmente alguien puede asegurar que los sueños premonitorios son comunes, así que consideremos un período de un año para hacernos una idea más global.

 (9999/10000) elevado a 365.

Esto resulta en una probabilidad de 96.4% de que alguien que sueña no tenga un sueño premonitorio, lo que significaría que un 3.6% de la gente tendrá al menos un sueño que encaja con la realidad posterior de alguna manera.
Consideremos esto un momento. Incluso siendo generosos como hemos sido al plantear el problema, este porcentaje significa, al multiplicarlo por la población del planeta, que la probabilidad generaría literalmente millones de sueños premonitorios cada año. Incluso rebajando nuestro estándar y suponiendo (999999/1000000), todavía encontraríamos miles y miles de sueños premonitorios al año debidos simplemente al azar. No parece magia, no es esa invención humana llamada destino, ni ninguna conexión espiritual con alguien a quien amas; si existe la probabilidad, por mínima que sea, de que algo pase, en algún momento ocurrirá.



"Pero cómo puede ser?"

Por supuesto, decir que hay muchas posibilidades de que predigas algo en un sueño no dice nada del hecho de que adivinaras algo. Pero también podemos tratar este tema. Consideremos que las cosas más extrañas de nuestros sueños nunca ocurren. Nunca has visto un tiburón caminando por la calle, nunca te ha perseguido una tapa gigante de anchoas. Tan solo las cosas que están en el reino de la realidad tiene posibilidad de ocurrir al día siguiente, al menos en este universo. Supongamos que tienes el angustioso sueño de que alguien querido sufre un accidente de coche. Dadas las cifras de accidentes de coches que ocurren, este tampoco es un evento demasiado extraño, ya que en poblaciones tan numerosas, eventos poco probables ocurrirán constantemente, y además, los accidentes de coche son mucho más comunes de lo que pensamos.
Vale, y si sueño que por fín me suben el sueldo a las 16.30h en una reunión y finalmente pasa? Puede parecer increíble, pero considerando que probablemente esperabas que pasara precisamente eso, es normal que olvidaras cosas como que la reunión estaba convocada precisamente con ese propósito. Si además reconocemos que aquellos y aquellas que creen en el "poder" de los sueños premonitorios están constantemente buscando detalles de su día día que concuerden con el más banal detalle de un sueño para reforzar su creencia, es fácil entender en qué acaba todo esto.

Soñar con gente a la que queremos y a la que le pasan cosas, tener sensaciones que nuestro inconsciente lleva semanas o meses generando, solucionar problemas durante un sueño y verlo claro por la mañana...todos esos mecanismos son tan naturales como respirar. De alguna manera el mecanismo pueril  que hace creer a cierto tipo de gente en escenarios mágicos recuerda al llanto del niño que pergunta "Porqué pasan cosas malas en el mundo?" Nuestra tendencia a creernos especiales para apuntalar nuestra existencia no es tan solo contraproducente a todos los efectos, también nos hace olvidar que, tanto casualidades como cosas malas, todas ocurren porque, al final, en este mundo ocurren cosas.